sábado, 22 de marzo de 2008

FILOSOFIA DEL SER MOVIL O SENSIBLE

Me pareció bien incluir algunas Nociones Previas (ver link)
Si la filosofía ( Filosofía de la naturaleza sensible) estudia el ser de las cosas corporales en el segundo sentido de la palabra cuerpo, multitud de problemas le salen al paso. Vamos a hacer destacar los principales.

El cambio es lo más universal y más palpable en el mundo corporal; por su medio se realiza todo lo que acaece en la naturaleza. Los filósofos que en su lenguaje propio llaman movimiento a toda especie de cambio, deberán, pues, preguntarse: ¿En qué consiste el movimiento?

En segundo lugar, si existe el movimiento, alguna cosa se mueve; y éstos son los cuerpos. Además ciertos movimientos parece que afectan a la sustancia misma de los cuerpos; así, cuando se hace en química la síntesis del agua, el oxígeno y el hidrógeno al combinarse, dan lugar a un nuevo cuerpo. ¿Cómo es esto posible? Es preciso, pues, investigar en qué consiste la sustancia corporal.

Los mecanicistas, ya sean, respecto al alma humana, materialistas (Demócrito, Epicuro, Lucrecio en la antigüedad, Hobbes en el siglo XVII, etc.) o espiritualistas como Descartes reducen la sustancia corporal a la materia, que para ellos se identifica con la cantidad o la extensión geométrica. De ahí que no haya diferencia esencial o específica en los cuerpos, que son todos ellos modificaciones de una sola y misma sustancia; además, el mundo físico está privado de toda cualidad y de toda energía, y sólo son reales la extensión y el movimiento local; en fin, la unión de la materia y del espíritu en el hombre es algo ininteligible.

Otra escuela, el dinamismo, tiende por el contrario a suprimir la materia en la constitución de los cuerpos. Tiene su punto culminante en el sistema de Leibniz (monadismo), quien reduce la sustancia corporal a unidades de orden espiritual ("mónadas") análogas a las almas; la extensión y, en general, toda realidad sensible no es sino mera apariencia o símbolo, y el mundo corporal como tal, se desvanece en el mundo de los espíritus. El dinamismo de Boscobich (siglo XVIII), que reduce la sustancia corporal a puntos de energía, y el energetismo moderno, que pretende reducir todo el mundo físico al único factor energía ( de la que no acaba de dar una definición filosófica), pueden ser considerados como degradaciones y materializaciones de la concepción leibniziana.

La filosofía de Aristóteles reconoce en la sustancia corporal dos principios sustanciales: la materia ( materia prima) que en modo alguno corresponde, como entre los mecanicistas, a la noción imaginable de extensión, sino más bien a la idea misma de materia ( o sea a aquello de que una cosa está hecha) en su más puro concepto: es lo que Platón llamaba especie de no-ser, un puro “con lo que” las cosas son hechas, que por sí solo no es nada de hecho, un principio absolutamente indeterminado, incapaz de existir por sí mismo, pero capaz de existir mediante otra cosa –mediante la “forma”- , un principio activo, que es como la idea viva de la cosa, o como su alma, y que, determinando a la materia prima de sí puramente pasiva, algo así como la forma impresa por el escultor determina al mármol, constituye con ella una sola y única cosa realizada y existente, una sola y misma sustancia corporal, a la que da que sea esto o aquello (su naturaleza específica), a la que da el existir, así como la forma impresa por el escultor da a la estatua el que represente lo que representa. A causa de esta analogía con la forma exterior de una estatua (“forma accidental”) Aristóteles llamó forma (“forma sustancial”),en un sentido completamente especial y técnico, al principio intrínseco en cuestión, principio que determina a la sustancia corporal en su mismo ser.

La doctrina de Aristóteles que hace del cuerpo un compuesto de materia (ulé) y de forma (morfé) ha sido llamado hileformismo. Esta doctrina salva a la vez la realidad propia de la materia, del mundo corporal, de la extensión, y la realidad propia de las cualidades físicas, así como la existencia de una distinción de naturaleza o de esencia entre los cuerpos que consideramos como de especies diferentes; muestra esta filosofía aun en los cuerpos inertes y en los vivientes privados de razón, la existencia de un principio sustancial inmaterial, que difiere, sin embargo, de los principios propiamente dichos porque es incapaz de existir sin la materia; permite, en fin, comprender la unión, en el hombre, de la materia y de un alma espiritual, que es la forma del cuerpo humano, pero que se diferencia de las otras formas sustanciales en que puede existir sin la materia

Filosofía de Aristóteles y Sto. Tomás: Hilemorfismo

Toda sustancia corporal es un compuesto de dos partes sustanciales que se complementan, la una pasiva y por sí misma absolutamente Indeterminada (materia), y otra activa y dominante (forma).
Mecanicismo
.La sustancia corpórea es concebida como simple materia que se identifica con la extensión geométrica
Dinamismo.
La sustancia corpórea se reduce, bien a las unidades del orden de formas puras y de espíritus (monadismo leibniziano), o bien a la fuerza o a la energía

Nos queda una parte de cuerpos particularmente interesantes, y que parecen superiores a todos a los demás cuerpos: son los cuerpos vivientes, desde el más humilde microorganismo hasta el organismo humano. Una propiedad los distingue de todos los otros cuerpos: el que se mueven ellos mismos; el sentido común admite en ellos, por esta causa, un alma o principio de vida, irreductible a ningún otro factor o elemento físicoquímico. Siendo esto así, queda por investigar si existen diversas especies de almas, si los vegetales y los animales la poseen, etc. Por otra parte, ciertos filósofos, llamados en general mecanicistas , pretenden, por el contrario, que la ciencia explicará algún día todos los fenómenos de la vida por las fuerzas de la materia bruta, de modo que el organismo vivo no sería sino una máquina físicoquímica muy complicada: ¿En qué consiste la vida? ¿Cuáles son los primeros principios constitutivos del organismo vivo?

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